¿Cómo ser intelectual?
No soy un ideólogo, mis ideas no generan ningún ruido y por ende no debato sobre ellas. Más bien aprendo e intento introducir dudas y capacidad de discernimiento, aunque sea solo en mí mismo. Sin embargo, lo ideal sería que llegara a otras personas.
Constantemente lucho entre mi sentimentalismo y racionalidad acerca de lo que pasa en el mundo. Me encuentro profundamente indignado, asqueado y horrorizado acerca de todo lo que veo, de todo lo que leo, de todo lo que pienso. Sé que no contribuyo a ninguna lucha y que para hacerlo he de templarme, no ser reaccionario, sino más bien, movilizar, pero mi sentimentalismo es tal, que me paraliza.
Cuando reflexiono sobre los pobres, no pienso en realizar un ensayo o un texto sesudo sobre su condición -que es la nuestra-, sino en crear un poema o una canción, porque mi frustración es mucha. Porque los recuerdos y las visiones son ensordecedoras. Constantemente lucho con este dilema, soy demasiado emocional, mi situación excesivamente perturbable. Así que, me pregunto, ¿cómo ser intelectual?
Cómo encontrarse en la condición adecuada, no solo para pensar adecuadamente, sino para omitir opiniones, ideas y propuestas verdaderamente palpables, absolutamente provechosas. Sé que la lucha y el progreso se nutren más de la organización y orientación que del sentir y el expresionismo del mismo.
El arte ya no es revolucionario, eso está muerto. Y cualquiera que crea lo contrario se equivoca, pues quienes escuchan música “revolucionaria” lo hacen para buscar comprensión y no aprendizaje. Las personas revolucionarias se acercan a la música revolucionaria del mismo modo en que aquellas que no lo son se acercan a otro tipo de música, mucho más afín con su sentir.
Es ridículo creer que la música cambia quien eres, la música reafirma lo que eres, incluso acompaña a aquello que eres, pero no lo transforma, eso no es cierto. No existe. Y si existió… lo mataron. Lo mataron los algoritmos, los filtros y la selectividad. En internet siempre estás escuchando lo mismo. Siempre estás pensando lo mismo. Hasta que cambies y entonces será diferente, pero el contenido no te habrá cambiado, tú habrás cambiado y con ello al contenido que frecuentas.
Entonces, sabiendo que es la postura y las acciones las que realizan un aporte verdaderamente significativo, no puedo evitar sentirme desdichado por no estar en las condiciones adecuadas de realizar aportes de ningún tipo. Todo el tiempo me encuentro tan devastado por el estado actual de las cosas que me es prácticamente imposible hallar tiempo fuera de ese dolor ensordecedor y paralizante para poder hacer algo al respecto. No me siento más fuerte con cada lectura, me siento más devastado, más amedrentado, más débil.
De momento, vivo esperando a que esta clase de afección se vuelva normal y deje de impedirme efectuar lo que precisamente me haría sentir mejor y lo que, quizás, sería mejor para el mundo. Este mundo necesita mejores ejecutores, activistas, militantes…
No sé si llegaré a estar en condiciones algún día de aportar algo a alguna clase de causa. Pero por lo menos intentaré hacerlo en mi vida cotidiana. No promulgando ideas erróneas e intentando hacer que la gente sea menos acrítica e individualista.
A ver qué tal me va.